domingo, 22 de abril de 2012

Dos momentos del orto.

Hoy decidí entrar al blog y ver qué onda y me di cuenta que la entrada anterior la escribí en un momento en el que mi mente estaba violando pingüinos al vuelo en la antártida.

NO SÉ CUÁNDO ESCRIBÍ ESO Y NO LO VOY A BORRAR.
Asi que lo voy a tapar con esta nueva entrada, como los gatos cuando cagan en un lugar donde saben que no tienen que cagar.

Dos momentos de mierda. De uno de ellos soy partícipe en este preciso momento, pero lo vamos a dejar para el final. Confusamente, vamos con el segundo.

Hablo de ese momento de mierda en el que te das cuenta que no hay papel higiénico, pero ya es tarde. No hay chances de salir cómodo de esa situación. Podes tener a 40 centímetros un bidet de marfil tallado a mano por oligarcas rusos con canillas de oro pero si no tenés un puto pedazo de papel fino y suavecito, vas a sentir que tu vida no vale nada.

Se te cruzan bocha de pensamientos a velocidades incalculables al pedo, porque estás ahí, fijo en el inodoro, y el destino es inevitable.

Apuesto guita a que el guión de El juego del miedo fue escrito mientras James Wan se lamentaba sentado en el inodoro después de echarse un cago de esos post-fernet, tipo, bien violentos. Se sintió encadenado y torturado y sin salidas sanas y lógicas y voilà... El loco pegó LA idea, moralmente encadenado al inodoro.

En mi experiencia, llevo 2 meses viviendo en un departamento con un baño bastante cheto, de esos que tienen como un cobertor para el papel higiénico, plateado, tan lujoso como innecesario. Y es una mierda, porque uno cuando se sienta en el trono JURA que abajo de ese cobertor tan fifí hay un rollo rebosante de papel, y a veces esa suposición se nos caga de risa en la cara, cuando después del viejo y nunca bien ponderado ritual purificador descubris que sos un pelotudo.

No hay más vueltas para darle. Tenés millones de opciones, pero ninguna decente. Fin de la cuestión. Lo importante acá es que le saqué la ficha al director y guionista de SAW. En tu cara, James.

Como me re cago en la lógica matemática, en segundo lugar voy a proceder a exponer el primero de los dos momentos del orto que anunica el título de esta entrada.

Como dije antes, estoy siendo partícipe activo de esa situación. Hablo del retorcido momento en el que te das cuenta que te quedaste sin cigarrillos.

Si no fumás, te invito a retirarte, pues nada de lo que diga te va a identificar. O sea, si no fumas es como si no tuvieras la capacidad de operar un fragmento de papel higiénico, mientras lees los parrafos anteriores. No.

También es una situación del orto porque uno cuenta con esa ración de alquitrán y nicotina constantemente, y a veces no te das cuenta y te olvidaste de comprar...terminas de cenar, te tomas un café...buscas en tus bolsillos esa cajita copada mientras pensas "Seee, qué pucho de la re concha de la lora me voy a fumar ahora..." y no. Lo único que te vas a fumar es un garrón. Vas a pasarte la sobremesa pensando excusas y evaluando decenas de hipótesis para no levantar el orto e ir a comprar.

Porque la gente subestima mucho el trabajo que implica levantarse a comprar cigarrillos. No es lo mismo levantarse para ir a comprar una docena de churros rellenos que un Marlboro box.

Debe haber alguna ley de la física que explique esto. Pero no da pensarla. Aparte antes de que la física lo explique, van a asomar la cabeza mínimo, 8 corrientes derivadas de la metafísica pedorra de barrio para intentar explicarlo. No da rebajarse.

En fin, qué mierda le pasó a ese paquete lleno que abriste a la mañana en el laburo? No sé qué mierda le pasó, ni me interesa porque acabo de fumarme a 2 negros maricones peleando en el Main Event del UFC 145, me clavé medio paquete, ahora son las 4,24 de la mañana, tengo fiebre y NO TENGO CIGARRILLOS, LA CONCHA BIEN DE LA LORA.

Aciven, metafísicos cara de verga, ayúdenme con su pseudociencia.