lunes, 2 de junio de 2014

InstaGil

Instagram arrasó. Así de simple. El lugar donde convergen los mendigos de autoestima 2.0 de la vieja escuela y los de la nueva escuela. Fotolog y twitter.

Una foto de lo que sea, un efecto preestablecido, seteado por un programador con dudosísimas habilidades para el retoque fotográfico, muchos hashtags sin sentido, y voilà.

Anhelo con mi alma completa descubrir qué es lo que los mueve a subir una foto de lo más intrascendente, llenarla de hashtags, generar likes y regocijarse en su inmunda inseguridad. Es como sentirse buena persona por entrar a un boliche y que gente desconocida a tu paso te diga "che, sos un tipazo". No te conocen. No les importas.

De hecho, nadie mira las fotos taggeadas, por ejemplo, como #InstaCool. Por dos motivos. En primer lugar, porque se suben miles de fotos por día con esa etiqueta, un refresh y la perdiste. En segundo lugar, porque podríamos clasificar todas esas fotos en decenas de categorías y subcategorías,  y ninguna de ellas calificaría como cool. Tu plato de ravioles con bolognesa no es cool. Además enfocaste como el orto.

#InstaPicOfTheDay. Hay dos interpretaciones acá. Que sea la foto que vos elegiste para subir en el día o que alguien haya elegido tu foto como la mejor del día entre muchas otras. Tu foto no aplica a ninguna de las dos porque A) es malísima y nadie la elegiría bajo ningún concepto para nada, y B) es la decimocuarta foto en cuatro horas que subis usando ese hashtag.

#InstaPic. Llevo dos años usando instagram y no logro descifrar qué función específica cumple.

#InstaClouds. Nubes. Sólo nubes. Hay algo que tenés que saber: las nubes son iguales en todo el mundo y las de tu foto no están ni cerca de ser la excepción.

#InstaSky. Si #InstaClouds fuera un cenicero, #InstaSky sería la cabeza de Huberto Roviralta. Inseparables. Consecutivos, sin excepción. Acá viene otra primicia: todas las fotos sacadas desde un sexto piso en las que se ven algunos edificios y el cielo también son idénticas.

#TagsForLikes. "Etiquetas a cambio de likes". En mi cabeza esto es algo así como "Pensar esta cantidad inconmesurable de
hashtags innecesarios es un logro no menos que considerable. Por favor, te lo imploro, dale like a esta foto de una bicicleta vieja que estaba atada en un poste de luz en microcentro".

#LikesForLikes (también #L4L, #Like4Like, y afines). "Vos le das me gusta a esta foto sin siquiera mirarla y yo hago lo mismo con una foto tuya". Es como hacer un doble timón holandés con un desconocido, acabar y llorar abrazados, pero sin la parte del contacto genital, y enfatizando todo el resto. En particular la parte de acabar y llorar.

No voy a reparar en esto demasiado. La lista es interminable, y la fórmula es siempre la misma:
#Hashtag + "Entre líneas se lee esto" = Sos un imbécil y tus padres te odian.

Cuando digo que no quiero reparar en esto es porque realmente no todo es malo en el mundo del Iger. Hay gente muy creativa. No es indispensable que seas Cartier Bresson. Instagram es el sueño del fotógrafo amateur. Hay gente que no necesita comprarse una DSLR para sacar fotos increíbles. Gente que sólo se toma el trabajo de mirar la luz, jugar un poquito con el contraste, enfocar y ya. Suficiente. Es una red social, tampoco es una muestra en el ICP.

Un párrafo sin escupir mierda me parece casi un exceso. Vuelvo a lo mío.

Hay tópicos particularmente recurrentes. Demasiado recurrentes, en realidad. Me atrevo a obviar en esta parte lo de las nubes y el cielo porque no quiero pecar de repetitivo.

Prefiero empezar hablando del que más de cerca me toca: gatos. Sí, los gatos son animales en extremo fotogénicos. Pero no quiero ver mil fotos de tu gato cagando en las piedritas, tu gato durmiendo a mil metros de distancia, tu gato culeando, tu gato almorzando con Mirtha. La verdad es que son facheros y está bueno ver fotos tiernas o divertidas. Pero al menos tratá de que la foto se entienda. No quiero ver una mancha oscura atigrada. Ni siquiera se entiende que es un gato.

Otro tópico, alimentos. Todos sabemos cómo se ve una ensalada, o un par de tostadas con un vaso de jugo de naranja al lado, o un sánguche de milanesa. ¿Algo te hace pensar que nos interesa ver lo que estás por comer? Está bien si es una comida muy particular, y querés compartirlo con todos nosotros. Pero es el quinto desayuno del mes que me mostrás. ¿Cuál es tu límite?


Culos y tetas. Por supuesto que te van a llover los likes si subis una foto sugerente. Y está bien, es problema tuyo. Sólo evita culpar a los hombres cuando te busquen unicamente para llenarte el buche de renacuajos.

Pies. Admito que he subido fotos en las que se ven mis pies. O mi calzado, para ser más exacto. Pero el calzado no es lo protagónico de la imagen. Es parte de ella, o es algo secundario. Son dos pies y algo más para mostrar. Una trama, un reflejo, algo. Tus pies descalzos con nada destacable cerca, dejando de lado que el pie es por defecto una extremidad espantosa, hace de esa foto que acabás de subir una postal de todo lo que está mal en este mundo.

El horizonte. Las fotos de frente al mar pueden ser algo increíble. Te tiro dos tips. Primero, que quede derecha. Instagram hasta te brinda una herramienta por demás intuitiva para que lo hagas. Segundo, Dividí el plano en tres, y dedicale dos tercios a la parte que querés destacar. No importa si es el agua o el cielo. De nada.


Este año Instagram me dio una alegría inmensa. Ya promediando el otoño, se dejaron de romper las pelotas con las fotos de hojas secas. Éste era uno de los tópicos más preocupantes anteriormente. Ojalá en primavera se tomen la misma delicadeza y manejen el temita de fotografiar jacarandáes.



Para terminar, quiero implorarles algo: seleccionen qué foto subir. Si tuviste un cumpleaños y sacaste sesenta fotos casi idénticas, elegí la que más te guste y subila. Dos, tres si eso te hace felíz. Pero si subís las sesenta, me obligas a verlas todas o a dejar de seguirte, y cuando dejo de seguirte me lo reprochas. Es tu culpa, no la mía.


El propósito de esta entrada no es otro que intentar despertarlos para que hagamos de Instagram un lugar mejor. Es mi granito de arena.

Usemos instagram con responsabilidad.
Luchemos por la vida.

jueves, 17 de abril de 2014

Amor y transexuales para un griego falopero.

Tratando de cerrar una idea para despotricar contra la sociedad, en tiempos en los que hablar de amor platónico se convirtió en algo extremadamente trillado, me encontré con un mito del viejo hijo de puta de y siempre bien ponderado Platón.

Platón era, sin eufemismos, un viejo que vivía rascándose el saco escrotal, comiendo uvas y tirando máximas. Tan argentino que da miedo. Pero no, la historia dice que era griego.

Un día, en el desempeño de su labor diaria, alguien le preguntó -Che, Platy, ¿qué bosta es el amor?. El tipo no tenía ni la más puta idea, pero se le prendió la lamparita.

Tiempo atrás, Platón se había juntado a comer un asado con sus amigos griegos. Alrededor de las 3 de la mañana, todos con un pedo galopante (porque le entraban al vino como Cristina a las reservas del Banco Central), pintó que cada uno, dentro de sus limitadísimas posibilidades, le contara al resto qué era el amor.

Después de una cataratas de sinsentidos, el gordo Aristófanes se armó un fernet cincuenta y cincuenta, copó la parada y pidió la palabra.

Con los ojos chiquitos, cual hondazo en el barro, esbozó una idea que plantea, en resumen, un mundo compuesto por hombres, mujeres y andróginos. Los andróginos (andro - hombre, y ginos - mujer) no eran putos ni transexuales. Eran dos personas, un hombre y una mujer, unidos por la espalda. Algo así como un travesti de doble faz.

Cuenta Aristófanes que los andróginos se sentían los más poronga del conventillo y se la quisieron agitar a Zeus. Pero Zeus, que entendió todo bien siempre, los dividió a la mitad y le encajó un boleo en el orto a cada uno. A partir de ahí, cada medio-trava dedicó sus esfuerzos a buscar a su contraparte. He ahí el amor, para el gordo.

Platón le contó todo este chamuyo a su interlocutor y la zafó. Después le agregó una pila de chácharas del orden de la idealización y el conocimiento, y conceptualizó lo que hoy se conoce (y se emplea incorrectamente) como amor platónico.

Platón murió soltero.

lunes, 24 de marzo de 2014

Nunca más...nunca menos.

Hoy, 24 de marzo, se conmemora el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, donde, según la propaganda oficial, le rendimos homenaje a treinta mil jóvenes idealistas argentinos que fueron secuestrados, torturados y asesinados por un montón de militares malos que hace 38 años se metieron con tanques de guerra y a los tiros a la Casa Rosada para dominar al país y posteriormente al universo todo.

¿Alguna vez alguien de la televisión o en la escuela te explicó los motivos que dieron origen a la dictadura?

Argentina en la década de 1970 era lisa y llanamente un desconche demencial. Organizaciones armadas y con entrenamiento en combate, tales como Montoneros, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR, como las FARCs, que secuestraron a Íngrid Betancourt en Colombia, ¿te acordás?) y las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) con el fin de imponer el marxismo como paradigma político e ideológico dominante, se cansaron de matar gente, de poner bombas, de robar bancos y armerías, de secuestrar a conocidísimos empresarios para cobrar suculentos rescates. Todo esto, antes del 24 de marzo de 1976.

Ante la incapacidad para responder a esta movida, el 6 de octubre de 1975 el gobierno de turno (plenamente democrático y peronista), firmó por motu proprio el decreto 2772. El mismo, tácitamente, dice:

"[...] (Vista) la necesidad de reglar la intervención de las Fuerzas Armadas en la ejecución de operaciones militares y de seguridad, a efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del país.

Por ello, el Presidente provisional del Senado de la Nación en ejercicio del Poder Ejecutivo en acuerdo general de ministros, decreta: 

Art. 1°-- Las Fuerzas Armadas bajo el Comando Superior del Presidente de la Nación que será ejercido a través del Consejo de Defensa procederán a ejecutar las operaciones militares y de seguridad que sean necesarias a efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del país."

El decreto en cuestión fue firmado, entre otros, por quien entonces ejercía el cargo de Presidente interino, el célebre peronista Ítalo Argentino Luder.

Si te aburriste no te vayas, que ahora vamos a los números.

Desde el 25 de mayo de 1973 (fecha en la que asumió la presidencia Cámpora), hasta el 23 de marzo de 1976, se produjeron más de 6500 atentados adjudicados a las organizaciones mencionadas más arriba ¡Un atentado cada cuatro horas!.

En pleno gobierno democrático, por acción guerrillera, murieron 1358 personas y no se dictó ni una sóla condena. Los que habían sido juzgados con anterioridad, fueron amnistiados y liberados el día que asumió Cámpora, mediante el viejo y nunca bien ponderado Devotazo.

Algunos meses después, en el medio del quilombo, el capo de la oposición, Ricardo Balbín, tiró "Hay respuestas, pero yo no las tengo".

Se barajó la posibilidad de clavarle a Isabelita un juicio político para bajarla de la presidencia, pero era inviable por dos motivos. En primer lugar, el parlamento era mayoritariamente peronista. En segundo lugar, pensar que un gobierno democrático podía frenar a la guerrilla era algo utópico, por no decir que era una pelotudez galopante.

Todos se abrieron y la propia gente lo pidió. Había que hacer algo y ni el oficialismo ni la oposición sabían qué.

Entonces, un día como hoy, hace 38 años, sin que la clase política ni el pueblo presentaran la menor oposición, las Fuerzas Armadas, encabezadas por Videla, se hicieron cargo del gobierno.

Es un poco simplista juzgar al gobierno militar sin contextualizar. Que un gobierno militar entre hoy a la rosada sería una locura. En aquel entonces, la locura estaba en la calle y la inoperancia estaba en el gobierno.

Aunque la tele y la radio hoy te vendan a la década del '70 como un exterminio de jóvenes idealistas, no fue más que una guerra civil entre las Fuerzar Armadas, autorizadas siempre por el gobierno y amparadas por la gente, y las organizaciones de izquierda, cuya única diferencia era la forma en la que se bancó cada bando económicamente (unos por decreto, los otros robando).

¿Por qué no se habla hoy en día de todo lo ocurrido antes del 24 de marzo de 1976? ¿Será porque Alfonsín, una vez recuperada la democracia, se encargó de no juzgar a ninguno de los que hicieron quilombo en democracia?

¿Por qué se habla de treinta mil desaparecidos?

En 1980 la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos decía que eran 6 mil, la OEA tiró que eran 5 mil y Amnistía Internacional manejaba un número alrededor de los 4 mil.

El famoso libro Nunca Más pregona que la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP, supuestamente neutral e imparcial, concretamente integrada por personajes de izquierda) recolectó poco más de 8900 casos, que tampoco resultan muy ciertos, porque a lo largo de los años posteriores se encontraron en estos mismos listados múltiples nombres repetidos y personas que habían sido liberadas.

Después de la última depuración de datos impulsada por el Ministerio de Justicia en 2004, los números son los siguientes:

Muertos en democracia (1973-1976): 480
Desaparecidos en democracia (1973-1976): 770.

Muertos durante el gobierno militar: 819
Desaparecidos durante el gobierno militar: 6936.

Sumando todo, llegamos a 9005 en total, de los cuales 1250 murieron o desaparecieron en plena democracia, y no en manos de los milicos.

No existe ni un sólo listado o documento de veracidad comprobada o comprobable que demuestre que entre 1976 y 1983 en Argentina desaparecieron treinta mil personas. Ni uno solo. Cero.

Por otro lado, muchos de los afortunados que quedaron afuera de todos los listados ocuparon, u ocupan actualmente puestos en el gobierno.

¿No te contó Lanata que Nestor y Cristina eran Montoneros? Sí, pero Clarín Miente.
¿No sabías que Taiana voló un bar con una bomba casera porque pensaba que adentro había un milico?
¿Y Duhalde, Rafael Bielsa, Kunkel, González Gaviola, Vaca Narvaja, entre muchísimos otros?
¿Sabías vos que todos ellos no sentían remordimiento alguno si tenían que tirotearle la casa a un milico para matarlo a él y a su familia? También les importaba tres carajos si, en plena democracia, tenían que secuestrar al capo de una empresa para cobrar una fortuna en concepto de rescate.

¿Va a salir todo esto hoy en 678?

No me hables de la ESMA y el mundial. Si en un estado de guerra tenés en cana al tipo que sabe dónde va a explotar la próxima bomba, lógicamente le vas a sacar información de la forma que sea. Sobre todo si un decreto firmado tres años atrás te autoriza y te obliga éticamente a hacerlo. Decreto 2772, Art. 1, Aniquilar el accionar de los elementos subversivos, ¿te acordas?.

No me hables de La noche de los lápices, cuando los propios partícipes, años después, reconocieron públicamente que el boleto estudiantil era una máscara para justificar los quilombos que hacían las organizaciones subversivas.

No me hables del Plan sistemático de apropiación de menores. El número inicial de menores apropiados durante la dictadura, según Estela de Carlotto y su organización, en el libro Niños desaparecidos, jóvenes localizados dijeron que eran 500, y cuando tuvieron que poner pruebas en un tribunal, dijeron que eran 194, luego reducidos a 34, de los cuales sólo 12 se comprobó que habían sido apropiados de forma ilegal por militares, entre ellos, supuestamente la nieta de Estela de Carlotto, cuya existencia siquiera intrauterina nunca nadie comprobó.

De alguna forma un poco retorcida, en los últimos 40 años la propaganda se encargó de convertir a los "terroristas" de aquel entonces en "jóvenes pensantes luchando por sus derechos", delante de nuestras narices. Y nadie hizo nada.

No justifico la muerte ni la desaparición de una sola persona inocente. Como en toda guerra, murieron muchísimos inocentes. El problema es que hoy en día la propaganda oficialista te vende que en la década del '70 eran inocentes todos los que no llevaban un uniforme y nosotros, fieles siervos de los medios de comunicación, ponemos en facebook una vez al año una foto con un moño negro y el "Nunca más".

Hoy, antes de poner la fotito, apagá la tele y date cuenta de que el gobierno cívico-militar de 1976 y todas las atrocidades cometidas son consecuencia de la realidad social de esa década, en la cual se cagaron a tiros todos contra todos, para imponer cada uno su forma de pensar.

En el medio, murió mucha gente inocente. A ellos rendiles homenaje, y dejá de lado la mentira de que eran jóvenes pensantes y pacíficos versus uniformados armados y despiadados, porque ni los subversivos ni los militares, ni Hebe de Bonafini, ni Estela de Carlotto, ni Nestor ni Cristina eran ni son carmelitas descalzas.

Y no, no viví la dictadura ¿eso me hace no apto para hablar sobre el tema? Tampoco viví el mundial de 1986, pero tengo la certeza de que Maradona le metió un gol con la mano a los ingleses.

miércoles, 29 de enero de 2014

El juego del miedo VIII: La venganza del cipayo.

Un cuarto oscuro, una luz blanca intermitente, una canilla que gotea y hace eco, ruido tímido de cadenas. Un Militonto K, de esos que no pueden cuestionarle absolutamente nada al gobierno, atrapado en una silla con un hacha balanceándose sobre su cabeza.

Tiene cinco minutos para justificar las medidas socioeconómicas tomadas en los últimos dos años por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner sin decir:

"Los '90",
Neoliberalismo,
Men*m,
Militares,
Medios hegemónicos,
Clarín,
Oligarquía,
Massa,

"Década del '70",
TN,
Sojeros,
Especulación,
El modelo,
"Él",
Compañero,
Lanata,
Vendepatria,
Gorila,

"El amor vence al odio",
"La oposición",
Monopolios
Oligopolios,
Genocidas,
Imperialismo,
Golpista,
"Grandes cadenas",
Obama,
YPF/Shell,
"Década ganada",
Ultraderecha,
Estados Unidos,
Banqueros,
Agrogarcas,
Cipayo.

Intenta, sin éxito. El péndulo cae. Ruido de metal y carne cercenada.

Se apaga la luz.